Mirada de las Mil Yardas: El Enigma del Alma Vacía
Sumérgete en el enigma de ‘la mirada de las mil yardas‘. Muchas veces los problemas mentales se manifiestan físicamente, en este caso en los ojos. Descubre qué es este fenómeno, qué lo desencadena y conoce historias impactantes de aquellos que han quedado marcados por experiencias traumáticas.
¿Qué es la mirada de las mil yardas?
La ‘mirada de las 1000 yardas’, derivada del inglés ‘Thousand-yard stare’, se utiliza para describir una expresión sin vida, atónita y perdida en la mirada de una persona. Esta manifestación ocurre comúnmente después de que alguien ha experimentado una vivencia profundamente traumática. Imagina unos ojos que parecen mirar hacia el infinito, revelando la carga emocional de una vivencia que ha dejado una marca permanente en el individuo.
En definitiva, las experiencias dramáticas y violentas afectan la salud mental, especialmente con exposición prolongada. Por ejemplo, quienes han presenciado situaciones de guerra, desastres naturales o eventos traumáticos, como actos terroristas. Esto conduce a una desconexión de las sensaciones corporales y del entorno, reflejándose en una mirada vacía y perdida.
Por tanto, la mirada de los mil metros es un signo común de quienes han enfrentado traumas y surge de la disociación.
¿Cómo se originó la expresión «la mirada de los 1000 metros»?
La famosa expresión se difundió cuando la revista Life presentó la pintura «Marines Call It That 2,000 Yard Stare» de Thomas C. Lea III, corresponsal de guerra. Aunque la obra no se titula así en la revista de 1945, retrata a un marine anónimo en Peleliu en 1944. Actualmente, se exhibe en el Centro de Historia Militar del Ejército de los Estados Unidos en Washington D.C. Sobre el marine retratado, Lea comentó:
«Dejó los Estados Unidos hace 31 meses. Fue herido en su primera campaña. Ha tenido enfermedades tropicales. Duerme a medias por la noche y saca a los japoneses de los agujeros todo el día. Dos tercios de su compañía han resultado muertos o heridos. Volverá a atacar esta mañana. ¿Cuánto puede soportar un ser humano?»
Al narrar su llegada a Vietnam en 1965, el entonces cabo Joe Houle, director del Museo del Cuerpo de Marines de las Carolinas en 2002, describió la falta de emoción en los ojos de su nuevo escuadrón. «La mirada en sus ojos era como si la vida fuera succionada de ellos», compartió. Más tarde comprendió que esa condición se llamaba «la mirada de las 1000 yardas«. «Después de perder a mi primer amigo, sentí que era mejor estar enajenado», manifestó.
Riker Webb: Un caso reciente de mirada de las mil yardas
Uno de los casos más comentados es el del pequeño Ryker Webb, de tan solo 3 años. El niño jugaba con su perro cuando se le perdió de vista. En el momento que sus padres se percataron de su ausencia, avisaron a las autoridades estadounidenses.
Inmediatamente, se comenzó un minucioso e intensivo dispositivo de búsqueda, pues la zona es realmente peligrosa para un niño solo. Estamos hablando de un lugar de gran espesura montañosa, con una inmensa cantidad de árboles, arbustos y flora, que crean un entorno tupido y difícil de atravesar debido a la densidad de la vegetación. Además, el clima es muy hostil, se puede llegar a los 4º de temperatura y son habituales las tormentas eléctricas. Por si esto fuera poco, es hábitat de animales como leones de montaña u osos.
Precisamente por esta razón, las labores de búsqueda fueron pospuestas. Comenzó a llover y esto, añadido a la espesura del bosque, hacían imposible trabajar correctamente.
Finalmente, una familia que vivía dentro del bosque lo encontró y contactó con las autoridades. Según dijo el alguacil en unas declaraciones a la NBC «escucharon la voz de un niño pequeño desde el cobertizo donde guardan un generador».
Ryker Webb, se encontraba en buen estado físico, pero obviamente asustado, sediento y hambriento. En cambio, lo más sorprendente fue la expresión de sus ojos, pues tenía la mirada de las mil yardas. Han surgido muchas teorías y rumores sobre lo que pudo ocurrirle al niño en el boque. Aunque lo cierto es que simplemente perderse en el bosque durante 2 días con tan solo 3 años de edad es un hecho más que traumático.
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